"Los tres shaykhs consumían una comida mística compuesta de panes de trigo y un aceite tan sutil que parecía una pura substancia espiritual. "Es el aceite de la constelación de la Osa, que recogimos para tí" (...)
Noche tras noche, concentré mi atención en esa constelación y observé que formaba siete orificios por los que Alaha se empezaba a mostrar. "¡Dios mío!", exclamé, "¿qué es esto?". Me dijo: "Son los siete orificios del Trono". (...)
Cada noche seguí observando estos orificios en el cielo, hacia los que me empujaba mi amor y mi deseo ardiente. Y una noche vi que estaban abiertos, y vi al Ser divino que se manifestaba a mí por esos orificios. Me dijo: "Me manifesté a tí por estas aberturas; ellas forman siete mil umbrales hasta el umbral del pleroma angélico. Y me muestro a ti por todas a la vez (...)
"Ahora sostén este cable o rayo y sube hasta las almenas del Trono. Serás un testigo invisible en el cielo."
Ruzbehan de Shiraz
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