domingo, 5 de septiembre de 2010

Etología de los serenos.

Los espacios de las aves y animales, las juntidades del bichema, no se configuran por territorialidades sino por zonaciones de proyección de sí a su alrededor, en el perímetro de su alcance imponderal. Allí su ventaja y don: urdir la totalidad de sus cuerpos a traves del alcance invisible de esos hilillos finísimos casi siempre nocturnos.
Así el origen de un tabu actuante, en esta magia de las dunas, no es una prohibicion ni una frontera, sino una liturgia sostenida y co-lindante a una indicación difusa y musitadora, diluida noche a noche en el entorno.
La vida es este enigma tremebundo de la reverberancia de las conciencias, un cantoreo que se escurre para abismarse entre otras conciencias de otros intermundos cantantes. Capto la punta de un sonido en su triqueteo muy cerca, de un sonido iniciado muy lejos en espacios y tiempo: cada tric-trac rama en la tric-trac trama de la texturia que orino junto al Zorro. Para toda esta psicurgia al ras nos sirve de ejemplo radiónico la mantis: alli donde cae, reza.
Porque primitivamente (anteriormente)
los pueblos nacen al ras, en los sobrepujamientos de arena y viento. Micropoblaciones de arena y viento. Arena y viento es el constructivismo a chispas del silicio, el cuarzo y el yeso. De allí que nuestro tabú actuante nos depare un plató selenita.
. Erevan Adi ·