sábado, 5 de marzo de 2011

Etología selenita

Estaba en el apex del plano abierto cuando empecé a rotar por la olla de arena. Era un traslador de microvolcanes y craterismas. A ese rotor lo llamamos máquina. A veces animal.
Cuando hay brazos de arena hundiéndose en la esferación de los contornos hay las vías para la incantación del seleno caminar.
Arbustales de dos a tres metros de altura y montículos, prisman del éter la bruma que los alimenta. De esos hilachales, telas, hila en un recodo la Iatropapisa extraída de los árboles.
El laberintío hace y deshace animales de ipso facta poda, en el trans de unas llamaciones que alcanzan las estrellas.